¿Qué tan bueno es ser empático?
- psigrupoviveplus
- 12 jun 2020
- 2 Min. de lectura
La empatía, en una forma muy simple, es la capacidad de poder colocarnos en los zapatos del otro. En otras palabras, poder compartir los sentimientos de los demás; por ejemplo, podemos sentirnos felices cuando percibimos la alegría de los demás, sin embargo también podemos compartir las experiencias dolorosas cuando nos identificamos con alguien en forma negativa. Cuando esto sucede, se desencadena el llamado estrés empático o estrés emocional, que no es otra cosa que quedarnos atrapados en la experiencia negativa del otro.
¿Cómo evitarlo?
Para evitar el estrés empático, uno puede responder al malestar de los demás no solo con empatía sino con compasión.
La compasión es un mecanismo que ayuda a identificar el sufrimiento de otras personas, pero que además se acompaña de las acciones necesarias para ayudar por medio de conductas altruistas (Singer y Klimecki, 2014).
Por ejemplo, supongamos que a mi mejor amiga o a mi hermano le sucede algo que le causa tristeza, quizá perdió su trabajo. Si yo soy una persona empática, me senitré triste porque aquella persona también lo está. Imaginemos ahora que yo decido ser una persona compasiva ¿cómo sería mi respuesta? Pues en este caso, yo podré identificar que esa persona que perdió el trabajo, está triste, preocupada, etc., pero no sólo eso, sino que le diré palabras de aliento, le daré informes si me entero de algo, incluso sólo buenos deseos. De algún modo, actuaré más allá que la empatía y eso me permitirá sentir satisfacción en vez de quedarme con la sensación de tristeza o preocupación.
Además de eso, se han identificado diferencias entre la empatía y la compasión en nuestro cerebro: en estudios de Resonancia Magnética (RMF), se ha visto que actuar con compasión o empatía conduce a una activación neuronal de estructuras distintas. Por ejemplo, cuando actuamos con empatía, se activan estructuras ligadas al dolor y angustia emocional, ¿lo sabías? A diferencia de el actuar con compasión, donde se aumenta la activación de estructuras relacionadas con el placer y el bienestar, teniendo como resultado el no engancharte con la experiencia negativa.
Ahora que tienes más claras las diferencias y sus consecuencias, esperamos que puedas ponerlo en práctica.

Si estás interesado en realizar este tipo de ejercicios con guía, te recomendamos tomar la terapia de Minfulness o Atención Plena.
Referencias:
(Singer y Klimecki, 2014). Referencia: Singer, T., & Klimecki, O. M. (2014). Empathy and compassion. Current Biology, 24(18), R875-R878.
Comments